La Corte Suprema escuchará este jueves argumentos en tres casos que impugnan un decreto del presidente Donald Trump que pretende limitar quién tiene derecho a la “ciudadanía por nacimiento”.
La voluntad de Trump de poner fin a esa práctica de casi 160 años y que está garantizada por la 14ª Enmienda de la Constitución de ese país se encuentra en el corazón de las políticas antiinmigración del presidente.
Aquí, un breve repaso por todo lo que debes saber.
¿Qué es la ciudadanía por nacimiento?
El decreto firmado por Trump en enero negaría la ciudadanía a los hijos de inmigrantes indocumentados que viven en el país y que nacen en suelo estadounidense.
Esto es porque la 14ª Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos establece a que “todas las personas nacidas o naturalizadas en Estados Unidos, y sujetas a su jurisdicción, son ciudadanos de Estados Unidos y del Estado en el que residan”.
El argumento del Gobierno de Trump para poner fin a la ciudadanía por nacimiento se basa en la cláusula “sujeto a la jurisdicción” incluida en la declaración de la Constitución.
El Gobierno sostiene que los niños nacidos de inmigrantes indocumentados o de extranjeros que están en EE.UU. legalmente, pero con visas temporales, no están “sujetos a la jurisdicción” del país y, por lo tanto, no son ciudadanos.
¿Por qué Estados Unidos tiene ciudadanía por derecho de nacimiento?
EE.UU. tiene la ciudadanía por derecho de nacimiento para garantizar que los descendientes de personas traídas a EE.UU. contra su voluntad y vendidas como esclavos sean ciudadanos.
En el que probablemente sea el peor momento de la historia de la Corte Suprema de EE.UU., la decisión Dred Scott de 1857, el entonces presidente de la Corte Roger B. Taney escribió para una mayoría de 7 a 2 que ningún descendiente de una persona esclavizada podía ser ciudadano estadounidense. Scott era un hombre esclavizado de Missouri que había vivido en territorios libres con su patrón, un cirujano del ejército. Demandó la libertad tras regresar a Missouri.
La decisión fue anulada por la Decimotercera Enmienda, que abolió la esclavitud, y la Decimocuarta Enmienda, que garantizaba que toda persona nacida en Estados Unidos era ciudadana del país y estaba protegida por su Carta de Derechos.

¿A cuántos bebés podría afectar si Trump tiene éxito en la Corte Suprema?
Si los planes de Trump superan los obstáculos legales, el decreto no revocaría la ciudadanía de los niños que nacieron en el país antes de su entrada en vigor. Sin embargo, su implementación afectaría a miles de familias inmigrantes si tuvieran hijos.
La tendencia en los nacimientos de bebés de madres extranjeras se ha mantenido constante en la última década, salvo una ligera disminución entre 2020 y 2021, los años de la pandemia del covid-19, según muestran los datos del NCHS compilados por la Fundación Annie E. Casey, una organización filantrópica.
Entre 2013 y 2024, un promedio de 860.000 bebés nacieron cada año de madres nacidas en el extranjero, según el Centro Nacional de Estadísticas de Salud (NCHS, por sus siglas en inglés).
En 2023, EE.UU. tenía alrededor de 22,9 millones de inmigrantes que no eran ciudadanos naturalizados, incluidos residentes con tarjeta verde, personas con visas temporales de trabajo o estudio y migrantes indocumentados, según datos de la Oficina del Censo de EE.UU. Representan casi el 7 % de la población total, y más de la mitad nació en América Latina.
Ese mismo año, el 86 % de los niños menores de 18 años en familias inmigrantes nacieron en EE.UU., según el Instituto de Política Migratoria. El número de estos niños se ha más que duplicado en las últimas tres décadas.

¿Se ha pronunciado la Corte Suprema en el pasado?
En el pasado, la Corte Suprema dictaminó de forma inequívoca en el caso de Wong Kim Ark en 1898 que los hijos de no ciudadanos nacidos en EE.UU. de “extranjeros residentes” son ciudadanos en virtud de la 14ª Enmienda.
Wong Kim Ark nació en EE.UU. de inmigrantes chinos pero se le denegó la entrada en el país tras un viaje a China debido a la Ley de Exclusión China. Ho describió las circunstancias de ese caso en su defensa de la ciudadanía por derecho de nacimiento en 2006. Incluyó este lenguaje contundente que confirma el principio de la ciudadanía por derecho de nacimiento del tribunal de 1898:
La 14ª Enmienda afirma la antigua y fundamental regla de la ciudadanía por nacimiento dentro del territorio, en la lealtad y bajo la protección del país, incluyendo a todos los hijos nacidos aquí de extranjeros residentes, con las excepciones o calificaciones (tan antiguas como la regla misma) de los hijos de soberanos extranjeros o sus ministros, o nacidos en barcos públicos extranjeros, o de enemigos dentro y durante una ocupación hostil de parte de nuestro territorio, y con la única excepción adicional de los hijos de de las tribus indias que deban lealtad directa a sus diversas tribus. Sostener que la decimocuarta enmienda de la constitución excluye de la ciudadanía a los hijos nacidos en Estados Unidos de ciudadanos o súbditos de otros países, sería negar la ciudadanía a miles de personas de padres ingleses, escoceses, irlandeses, alemanes u otros europeos, que siempre han sido considerados y tratados como ciudadanos de EE.UU.
En su momento, Ho argumentó que la decisión ampliaba la ciudadanía a las personas nacidas en Estados Unidos independientemente de su estatus migratorio.

¿Cómo llega la Corte Suprema a la decisión de este jueves?
En el último tiempo la fragmentación de la Corte se ha hecho cada vez más evidente por las opiniones individuales de los magistrados, su comportamiento en el estrado y sus apariciones públicas. Los jueces también han seguido caminos propios cada vez más marcados en memorias y libros.
Como resultado, es posible que la Corte esté menos inclinada a pronunciarse de forma unánime. En medio del avance hacia un posible enfrentamiento constitucional, los jueces divididos corren el riesgo de parecer otro grupo más de actores políticos, incapaces de enfrentar con firmeza las amenazas al Estado de derecho.
Por eso, el caso sobre la ciudadanía por nacimiento podría convertirse en una plataforma para las agendas individuales de los jueces.
En base a la solicitud de intervención de emergencia hecha por el Gobierno de Trump y en los escritos presentados hasta el momento, es probable que la Corte no decida directamente quién tiene derecho a la ciudadanía, sino que se pronuncie sobre los bloqueos de jueces a las decisiones del presidente.
¿Qué efecto puede tener la decisión de la Corte Suprema sobre el Gobierno de Trump?
Como CNN reportó previamente, el presidente podría lograr una victoria significativa que afecte a muchas de las demandas contra su istración en un caso que, por lo demás, se considera ampliamente un fracaso legal.
Es que al llevar el caso de la ciudadanía por nacimiento ante la Corte, los funcionarios del Gobierno de Trump decidieron deliberadamente no solicitar al tribunal que examine la constitucionalidad de dicha política, la cual parece contradecir la Decimocuarta Enmienda y más de 120 años de jurisprudencia.
En su lugar, el Departamento de Justicia busca que los magistrados se enfoquen en el poder de los jueces de instancias inferiores para emitir órdenes que bloqueen a nivel nacional medidas del presidente, una de las principales molestias de Trump.
La Corte Suprema considerará entonces las órdenes a nivel nacional emitidas en múltiples demandas que impugnan el decreto de Trump sobre la ciudadanía por nacimiento, presentadas por estados con mayoría demócrata, grupos de defensa de los inmigrantes y personas embarazadas a quienes se les negaría la ciudadanía según la propuesta de Trump. El pedido de Trump a la Corte Suprema es que limite las medidas cautelares actuales a un puñado de demandantes individuales o, al menos, solo a las aproximadamente dos docenas de estados demócratas que impugnaron la política en los tribunales.
Por eso, un fallo a favor de Trump sería una gran victoria para él, incluso si la Corte finalmente anula la decreto subyacente sobre la ciudadanía por derecho de nacimiento.
Con información de Rocío Muñoz Ledo, Joan Biskupic, Tierney Sneed, Paula Reid, Michael Rios y Andrew Raine, de CNN.