El Departamento de Seguridad Nacional solicitó 20.000 de la Guardia Nacional para ayudar a detener y deportar a inmigrantes indocumentados, según confirmó una portavoz.
“El Departamento de Seguridad Nacional ha solicitado 20.000 de la Guardia Nacional para ayudar a llevar a cabo el mandato del presidente del pueblo estadounidense de detener y deportar a los extranjeros ilegales criminales”, dijo la subsecretaria del Departamento de Seguridad Nacional, Tricia McLaughlin, en un comunicado.
“El Departamento de Seguridad Nacional utilizará todas las herramientas y recursos disponibles para sacar de nuestro país a los extranjeros ilegales criminales, incluidos los de bandas, asesinos, pedófilos y otros delincuentes violentos. La seguridad de los ciudadanos estadounidenses es lo primero”.
CNN informó previamente que la istración de Trump estaba planeando desplegar cientos más de funcionarios federales para intensificar las detenciones de inmigrantes indocumentados tan pronto como esta semana, citando a dos fuentes familiarizadas con la planificación.
La medida se produce en un momento en que el Departamento de Justicia también intensifica su ofensiva contra los delitos relacionados con la inmigración en ciudades de todo el país.
Esta es la más reciente escalada en la labor de la istración por superar la escasez de recursos y personal para cumplir la promesa de campaña del presidente Donald Trump de deportaciones masivas.
Los agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), generalmente encargados del arresto y la detención de inmigrantes indocumentados en EE.UU., han estado bajo una enorme presión para obtener resultados, pero se han enfrentado a muchos de los mismos problemas logísticos que han afectado a istraciones anteriores.
Además de los de la Guardia Nacional, se espera que la iniciativa incluya ahora a agentes de la Patrulla Fronteriza, quienes tienen la autoridad para aplicar las leyes migratorias en todo el país.
La participación de la Patrulla Fronteriza demuestra la confianza de la Casa Blanca en la situación en la frontera sur, donde los cruces de migrantes se han desplomado, liberando recursos.