“En tu país estás amenazado, perseguido, asediado. Y ahora estás aquí y las personas están siendo amenazadas, asediadas. Nos sentimos igual que en Nicaragua”. Así explicó un nicaragüense en Estados Unidos la situación que atraviesa ante el fin del parole dispuesto por la istración del presidente Donald Trump.
“Nos tienen arrinconados, porque esto fue de un día al otro”, aseguró, preocupado por lo que pueda sucederles a él y a su familia. “No hay plan B”, dijo.
El hombre, quien pidió que lo llamemos Pedro por temor a represalias en su país, cuenta que quedó atrapado en la incertidumbre y el desconcierto frente a la eliminación del beneficio migratorio. “Cuando supimos que habían cancelado el parole, (…) nos sentimos asustados por lo que va a pasar, porque no fue fácil venir aquí, aun con parole”, comentó en entrevista con CNN.
Como Pedro, cientos de miles de migrantes de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela tuvieron la posibilidad de migrar legalmente a Estados Unidos bajo un programa humanitario temporal (llamado CHNV, por las siglas de los países) que estableció el Gobierno del entonces presidente Joe Biden a principios de 2023.
Este parole humanitario les otorgaba estatus legal por dos años a aquellos migrantes que vinieran de estos países, afectados por la inseguridad, las persecuciones y la violencia. Sin embargo, el Gobierno de Trump decidió eliminar esta protección para todos los beneficiarios, quienes, independientemente de si habían cumplido el plazo de dos años o no, tendrán hasta el 24 de abril para regular su estatus migratorio, regresar a sus países o permanecer en EE.UU. de forma ilegal y arriesgarse a ser deportados.
El Gobierno de Trump argumentó que canceló el programa porque consideraba que la istración de Biden había abusado de la libertad condicional humanitaria al extenderla a múltiples nacionalidades.
Pedro y su familia hicieron los trámites para ser beneficiarios del parole en 2023 a través de familiares suyos que son ciudadanos estadounidenses. De todos modos, decidieron no inscribirse de inmediato al programa, sino que prefirieron esperar unos meses “porque el gobierno (de Estados Unidos) no había dicho qué iba a pasar después de (los dos años del) parole, y no nos queríamos ver en esta situación que estamos pasando ahora”.
La búsqueda de la tranquilidad ahora llega a su fin
En Nicaragua, aunque Pedro era un opositor de bajo perfil, dice que había formado parte de organizaciones que coordinaban marchas en contra del Gobierno. Como consecuencia, era constante objeto de persecuciones, hostigamiento y amenazas. “A las personas que estaban en esas organizaciones ya los llamaban terroristas y eran investigados”, explicó.
Por esta razón, en cuanto sintieron que era seguro aplicar al parole, hicieron los trámites correspondientes, que implicaban, entre otras cosas, que el “sponsor” —el familiar que residía en Estados Unidos— presentase documentación que respaldara que podrían hacerse cargo económicamente de él y su familia.
En el tiempo que la familia lleva instalada en Estados Unidos, que es de aproximadamente un año y cuatro meses, se han encargado de inscribir a sus hijos en la escuela y de conseguir trabajo, no solo para poder mantenerse, sino porque son algunas de las condiciones que exige el beneficio del parole.
Sin embargo, la cancelación del programa los deja con pocas alternativas seguras ya que, asegura Pedro, la violencia y la persecución están lejos de cesar en Nicaragua. “Tenemos miedo de regresar a mi país, porque cuando salimos supieron que ya no estábamos”, dijo.
Los derechos civiles de los nicaragüenses se han visto gravemente afectados durante el Gobierno del presidente Daniel Ortega, de carácter autoritario, quien asumió su quinto mandato en 2021 y aún permanece en el poder.
Distintas ONG han comentado sobre la carencia de derechos civiles que sufren los nicaragüenses. Entre ellas, el Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más denunció que las prácticas de la tortura en Nicaragua se institucionalizaron y sostiene que en ello se involucra prácticamente a todo un Estado que, aseguran, está configurado para torturar.
El gobierno de Ortega ha rechazado enérgicamente las conclusiones de los informes de las ONG.
De cara a la incertidumbre
Al migrar, las familias invierten mucho dinero y abandonan otras oportunidades en busca de la estabilidad y la seguridad a largo plazo. Muchas de ellas están frustradas porque, a pesar de todo el esfuerzo, no han podido vivir ni siquiera un año en Estados Unidos, y ya tienen que evaluar opciones para no ser deportados.
De todos modos, la situación de cada migrante frente a la eliminación del CHNV difiere según las condiciones y el modo en el que abandonaron su país de origen. La abogada de inmigración de la familia nicaragüense, Elizabeth Uribe, explicó que habían peticionado con anticipación una solicitud de asilo. Esto se debe a que, dado el riesgo y la persecución que sufrían en Nicaragua, calificaban para aplicar.
“Cuando se hizo ese trámite no fue por pensar que se iba a terminar el parole”, explicó la abogada, sino porque el parole estaba pensado para durar dos años y sabían que luego se quedarían sin estatus migratorio.
Como el 25 de marzo se revocó el parole y ellos son solicitantes de asilo, no cuentan con el estatus de protección temporal durante estos 30 días que les dan para salir del país. Si nada cambia en estos 30 días y el parole sigue cancelado, todavía no hay precisiones sobre si, al tener solicitado el asilo, van a tener que salir del país o no.
De todos modos, entre que se solicita el asilo y se otorga una primera entrevista suelen pasar varios años, explicó Uribe.
La única esperanza con la que cuentan las miles de familias beneficiarias del parole es que la justicia intervenga e interrumpa, de algún modo, la medida, al menos de forma temporal. “Esperamos que podamos tener un alivio como el que hubo con el Estatus de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en inglés)”, manifestó el migrante en referencia a la decisión de un juez federal de impedir temporalmente que el Gobierno de Trump eliminara las protecciones de deportación para 350.000 migrantes venezolanos en Estados Unidos que cuentan con ese beneficio.
“Ese es nuestro plan B, confiar en Dios”, concluyó Pedro.