Como parte de su anunciada campaña de deportaciones, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó a fines de enero un memorando ordenando a los Departamentos de Defensa y Seguridad Nacional para preparar una instalación para 30.000 personas en la base de Guantánamo. “La mayoría de la gente ni siquiera lo sabe. Tenemos 30.000 camas en Guantánamo para detener a los peores criminales extranjeros ilegales”, dijo Trump.
El anuncio desató la crítica de varios organismos internacionales de derechos humanos, que firmaron una carta exigiendo a los detenidos. “Es ilegal que nuestro gobierno use Guantánamo como un agujero negro legal. Sin embargo, eso es exactamente lo que está haciendo la istración Trump”, dijo Lee Gelernt, subdirector del Proyecto de Derechos de los Inmigrantes en la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), uno de los firmantes de la carta. Esta organización presentó también una demanda contra el Gobierno por la falta de a servicios legales para migrantes transferidos a Guantánamo.
La secretarIa de Seguridad Nacional, Kristi Noem, dijo a NBC a principios de febrero que “no hay plan” de recluir a los inmigrantes allí indefinidamente y que trabajarán con el Congreso para asegurarse de que estén “utilizando la Bahía de Guantánamo de manera apropiada”.
El origen de la base y el centro de detención
Guantánamo es la base militar estadounidense más antigua en el extranjero y, a lo largo de su historia, ha sido objeto de cuestionamientos internacionales.
La instalación militar está ubicada en la bahía del mismo nombre, en el sureste de Cuba. También conocida como “Gitmo”, Cuba se la alquiló a EE.UU. por primera vez en 1903, un año después del fin de la ocupación estadounidense de la isla.

En 1934, La Habana y Washington firmaron un arrendamiento perpetuo, que solo puede ser terminado de mutuo acuerdo. Así, 116,5 km cuadrados quedaron en manos de los estadounidenses, compartiendo con el resto del territorio cubano una frontera cercada de 27 km.
Tras la Revolución de 1959, que alineó a Cuba con la Unión Soviética, la base dejó de ser bienvenida. Unas 50.000 minas terrestres fueron colocadas en ambos lados de la valla a partir de 1961, dificultando el a la base por tierra. En 1996, el entonces presidente Bill Clinton ordenó retirar las que estaban del lado de la zona estadounidense, que fueron reemplazadas por sensores de movimiento y sonido.

Así fue como se convirtió, a partir de la década de 1990, en un lugar estratégico para albergar a migrantes cubanos y haitianos que intentaban llegar a Estados Unidos en embarcaciones.
En 1991, unos 34.000 refugiados haitianos quedaron detenidos en Guantánamo temporalmente tras huir de un golpe de Estado en Haití.
Entre 1994 y 1995, más de 55.000 cubanos y haitianos capturados en el mar fueron retenidos en la base. Algunas familias fueron autorizadas a ingresar en Estados Unidos, pero muchas otras personas fueron devueltas a sus países.
Una historia oscura
Tras los ataques del 11 de septiembre de 2001, una parte de la base comenzó a ser utilizada para los detenidos en la “guerra contra el terrorismo”.
Desde la apertura de la base, más de 700 detenidos han sido recluidos en Guantánamo y al menos nueve han muerto bajo custodia.
Organismos internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos han denunciado en reiteradas oportunidades que estas detenciones, por tiempo indefinido y sin el al debido proceso, son una violación a los derechos humanos.
Además, hubo varias acusaciones de graves vulneraciones a los derechos humanos. Una de ellas fue revelada en un informe presentado a la Comisión de Servicios Armados del Senado de EE.UU. el 13 de julio de 2005, donde se detalla la interrogación del “vigésimo secuestrador” de los ataques del 11 de septiembre, Mohamed al-Khatani.

El informe dice que el detenido fue obligado a usar un sujetador, bailar con un hombre y hacer trucos de perro mientras estaba atado a una correa. Ante esto, los investigadores militares dijeron que eso no se consideraba un trato prohibido o inhumano.
En 2009, el entonces presidente Barack Obama firmó un decreto ordenando el cierre de Guantánamo en un año, pero meses después informó que no sería cerrado por dificultades para reubicar a los detenidos.
También la istración de Joe Biden anunció en 2021 su intención de cerrar el centro de detención de Guantánamo, aunque tampoco lo concretó.
Mientras tanto, los presos comenzaron a ser trasladados a prisiones de Estados Unidos y de otros países. En la actualidad solo quedan 15 detenidos.
Cuestionamientos por la decisión de Trump de trasladar a deportados
La carta firmada por organismos defensores de los derechos humanos plantea varios cuestionamientos a esta nueva ola de traslados de migrantes a Guantánamo.
“Abundan las preguntas sobre la autoridad para estas transferencias, qué agencia tendrá la custodia de los extranjeros, dónde serían alojados y cómo el gobierno llevará a cabo la logística complicada y costosa de esta operación mientras respeta sus obligaciones legales y los derechos de los extranjeros bajo la custodia del gobierno”, dice la carta.
Hasta el momento, no ha habido detalles de cómo se seleccionan las personas que serán trasladadas a Guantánamo ni cuánto tiempo permanecerán allí. Entre los que ya fueron llevados a la base hay desde presuntos del Tren de Aragua hasta personas acusadas de violaciones básicas a la ley de inmigración. Un funcionario dijo a CNN que los detenidos considerados de alto riesgo son alojados en la prisión de máxima seguridad. En el Centro de Operaciones Migratorias quedan detenidos los que tienen órdenes de expulsión final.
La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, dijo a CNN que el objetivo no es detener a las personas allí indefinidamente. “Mi objetivo es que haya una estancia a corto plazo, que puedan encarcelarlos, llevarlos, seguir el proceso y regresarlos a su país”, detalló la funcionaria.
Esto se suma a la preocupación por las condiciones de detención que podrían afrontar. A fines del año pasado, un informe del International Refugee Assistance Project cuestionaba la falta de transparencia de las detenciones en Guantánamo, a la vez que citó testimonios de refugiados detenidos sobre las condiciones inhumanas del lugar y los malos tratos. “Los refugiados son regularmente confinados en sus habitaciones durante semanas a la vez”, dice el reporte.
“ICE tiene los estándares de detención más altos de la industria”, dijo el “zar de la frontera” Tom Homan. “No se puede encontrar otra instalación estatal, federal o local que tenga estándares de detención más altos que el ICE”.
A pesar de los cuestionamientos, han comenzado a llegar los primeros deportados por la istración Trump, aunque no está claro cuánto tiempo permanecerán allí.
Los migrantes estarán separados de los otros detenidos, de acuerdo con un funcionario estadounidense y una fuente familiarizada con el asunto.
Con información de Patrick Oppmann, Stephen Collinson, Priscilla Alvarez, Haley Britzky, y Editorial Research de CNN