Colombian President Gustavo Petro attends a military ceremony to swear in the new General Commander of the Military Forces, iral Francisco Cubides, at the Jose Maria Cordova Military school in Bogota on July 09, 2024. (Photo by LUIS ACOSTA / AFP) (Photo by LUIS ACOSTA/AFP via Getty Images)
Lacouture: Esta crisis pudo tomar dimensiones devastadoras para Colombia
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La Habana CNN  — 

Un enfrentamiento diplomático latente sobre los vuelos de deportación se extendió a las redes sociales el domingo, amenazando la otrora estrecha relación entre Estados Unidos y Colombia y exponiendo aún más la ansiedad que muchos sienten en Latinoamérica hacia una segunda presidencia de Trump.

Enfadado por la forma en que los deportados estaban siendo devueltos con las manos atadas a bordo de vuelos militares, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, devolvió dos de los vuelos que ya estaban en el aire y se dirigían a la nación sudamericana, cogiendo por sorpresa a la istración Trump.

En varios posts en X, anunció que bloqueaba los vuelos militares estadounidenses de deportación. Posteriormente, Petro dirigió un post al secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, advirtiendo de: “Jamás permitiré que traigan colombianos esposados en vuelos. Marco, si funcionarios de la Cancillería permitieran esto, nunca sería bajo mi dirección”. Fue una posición audaz; y de la que pronto se vería obligado a retractarse.

La repentina fractura entre Estados Unidos y Colombia, que durante mucho tiempo fue uno de los principales receptores de ayuda militar estadounidense y hasta ahora había aceptado vuelos de deportación, impactó de inmediato a una región que lucha por definir cómo responder al nuevo presidente de Estados Unidos.

Trump prometió deportar a decenas de inmigrantes a países latinoamericanos, llevar a cabo ataques transfronterizos contra los cárteles de la droga mexicanos, aumentar las sanciones económicas a los gobiernos izquierdistas de Cuba, Nicaragua y Venezuela, y hacerse con el control del Canal de Panamá.

Algunos líderes regionales se apresuraron a animar al colombiano. “Nuestro apoyo al presidente Gustavo Petro en su digna defensa de los derechos de los colombianos y su respuesta al trato discriminatorio y al chantaje con que pretenden presionar a su pueblo y a Nuestra América”, escribió en X el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel.

Para Colombia –un país que recibió miles de millones de dólares en ayuda de Estados Unidos para luchar contra el narcotráfico y los grupos militantes a lo largo de los años– desafiar abiertamente a Estados Unidos habría enviado una poderosa señal a todo el hemisferio. Y podría haber complicado los esfuerzos de la istración Trump para obligar a otros países a alinearse detrás de su campaña para aceptar las deportaciones, que son profundamente impopulares en la región. Al oponerse con éxito, Petro podría haber abierto la puerta para que otros líderes regionales hicieran lo mismo.

El Presidente de Colombia Gustavo Petro en el Centro de Eventos Valle Del Pacífico el 20 de octubre de 2024 en Cali, Colombia.

Al tener que hacer frente ya a escándalos de corrupción y al empeoramiento de la violencia debido a la lucha de dos grupos militantes colombianos entre sí y contra el Gobierno, Petro puede haber pensado que una pelea pública con la istración Trump sería una distracción bienvenida.

Pero el exguerrillero, convertido en el primer presidente izquierdista de Colombia, aparentemente calculó mal cuán vociferante sería la respuesta de la nueva istración estadounidense.

Petro no siguió la declaración de la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum de que “siempre es importante mantener la cabeza fría” cuando se trata de las amenazas de Trump.

En su lugar, Petro intentó responder insulto por insulto a Trump, escribiendo en extensos mensajes en X al presidente de Estados Unidos que este debía considerar a los colombianos como “inferiores” y que “yo no doy la mano a esclavistas blancos”.

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El momento en el que llegan los migrantes colombianos deportados sin esposas ni grilletes
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Escalada de corta duración

Hay poca paciencia para Petro en la nueva istración republicana, dicen los expertos.

“A Donald Trump y a la gente que le rodea, incluido Rubio, no les gusta Gustavo Petro”, dijo Adam Isacson, director de supervisión de defensa del think tank Washington Office on Latin America. “Así que él fue como el blanco perfecto, alguien que podían usar para dar un ejemplo a los demás países de la región a los que quieren amenazar si se interponen en el camino de las deportaciones”.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, habla con los periodistas después de firmar una serie de decretos en el Despacho Oval de la Casa Blanca el 23 de enero de 2025, en la ciudad de Washington.

“No puede salir y desafiarnos públicamente de esa manera”, dijo un funcionario de la istración Trump a CNN el domingo. “Vamos a asegurarnos de que el mundo sepa que no pueden salirse con la suya siendo poco serios y engañosos”.

Estados Unidos es el mayor socio comercial de Colombia. Cuando la istración Trump contraatacó con aranceles del 25%, entre otras cosas, Petro se echó atrás más tarde ese mismo día; y las esperanzas de que se convirtiera en el nuevo abanderado de una izquierda latinoamericana anti-Trump se evaporaron de repente.

La amenaza de Washington de un “ojo por ojo” económico y la cancelación de los servicios de visado asustaron no solo a los colombianos, sino también a otros países de la región, que vieron aún más claramente después del domingo lo central que será la pulseada en la política exterior de Trump.

Muchos en la región se sorprendieron de que Petro –después de iniciar un incidente diplomático– se hubiera retirado tan rápidamente. Aún así, seguía existiendo la posibilidad de que una cumbre de líderes de la organización regional de izquierdas CELAC programada para este jueves pudiera reavivar un bloque unificado anti-Trump para hacer frente a las deportaciones.

La polémica entre Colombia y Estados Unidos demostró una vez más que, debido a su proximidad, América Latina será probablemente la más afectada por muchas de las políticas de Trump y por la ira de los funcionarios estadounidenses cuando los líderes regionales intenten alzar la voz.

Por amargas que sean las consecuencias del incidente, la campaña de presión de mano dura de EE.UU. parece haber logrado el resultado deseado por la istración Trump, al menos por el momento.

Este lunes, Colombia anunció el envío de sus propios aviones militares para recoger a los migrantes que debían haber llegado el día anterior.